Tablero físico vs tablero virtual

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Este artículo tiene su origen en una pregunta realizada en la lista de correo de Agile-Spain. Gracias a todos los que participan en esta comunidad. No me cansaré de aprender en ella.

Los tableros físicos para un equipo Ágil

En general, me voy a referir a los tableros que empleamos para representar el trabajo en curso. También podemos usar tableros (físicos o virtuales) para representar otra información. Si te interesa este tema, te recomiendo acercarte a los blogs de Xavier Quesada y de Vanesa Tejada.

Un tablero físico tiene varias propiedades:

  • Es el tótem de la tribu. El equipo se reune alrededor del tablero para organizar el trabajo, contarse unos a otros los avances e impedimentos… De hecho, si la distribución del espacio de trabajo nos permite trabajar junto al tablero, éste se convierte en la bandera del fuerte. Dice: “¡Ey, aquí estamos los agilistas! ¡Aquí se trabaja de una manera diferente!”. Sé que suena muy simbólico, pero el hecho es que el tablero es algo más que una herramienta.
  • Sirve para demostrar uno de nuestros valores más poderosos: la transparencia. No tenemos miedo de mostrar a todo el que quiera acercarse cuál es el estado de nuestro trabajo en curso. Tanto si va bien como si va mal mostramos el trabajo en curso y, siempre que podemos/sabemos, gráficas de evolución como el burn-up chart.
  • Si el equipo hace Scrum, podemos saber si ha comenzado el sprint hace poco (la mayoría de las historias sin empezar), si está a punto de terminar (la mayoría de las historias acabadas), si ha tenido problemas (muchas tarjetas marcadas como que han tenido impedimentos o tarjetas que han surgido durante el sprint), si no están respetando la prioridad del backlog (historias planificadas arriba que no están acabadas o ni siquiera empezadas, mientras que hay historias más abajo empezadas o incluso acabadas)… Si el equipo hace Kanban, también podemos ver de un vistazo las colas, los incumplimientos del WIP, etc… Esta propiedad de ver de un vistazo el trabajo en curso es, en mi opinión, muy poderosa porque ayuda mucho a diagnosticar (incluso a autodiagnosticar) qué está sucediendo en tiempo real. Bueno, en tiempo real si todos somos autodisciplinados y movemos los post-its frecuentemente. Pero incluso si no los movemos y dejamos que se caigan al suelo de puro aburrimiento (sí, los post-its también se aburren) tendremos una señal muy interesante sobre qué sucede en el equipo.
  • Esta capacidad de ver mucha información de un vistazo nos permite encontrar más fácilmente cuál es el layout más eficaz del propio tablero. Esto es especialmente útil cuando el equipo es nuevo o estamos en un proceso de transición, donde los procesos y acuerdos de trabajo están aún emergiendo.
  • Cada vez que un miembro del equipo mueve una tarjeta en el tablero está haciendo un poco de jefe de proyecto: asigna tareas (eligiendo la que pone “en curso”), actualizando el plan (moviendo la tarjeta al estado correspondiente), informando del plan actualizado (con el mismo movimiento, pues el tablero es visible para todo el mundo que se acerque), eliminando interrupciones (del tipo “¿en qué estáis?”), y aunque suene un poco raro, está cargandose a sí mismo de energía positiva cuando indica a todo el mundo que ha acabado una tarea. No es lo mismo irte a casa con varias tareas acabadas al 80% que una al 100%, ¿verdad?

Los tableros virtuales para un equipo Ágil

Sobre los tableros virtuales tengo que decir:

  • Los uso. Soy especialmente fan de Trello.
  • Aunque soy un gran fan de los tableros físicos, entiendo que los tableros virtuales pueden ser necesarios.
  • Mientras el tablero físico es tremendamente intrusivo (y eso está bien), el virtual es demasiado fácil de ocultar. No podemos hablar de máxima transparencia si para acceder a un tablero tengo que conocer una URL o incluso tener una contraseña. Son pequeños inconvenientes, pero ninguno comparable al inconveniente de que no lo estoy viendo y tocando durante mi jornada laboral. Si cuando voy a tomar café, o separo la vista de mi monitor para descansar un poco, me encuentro con el tablero y, de un vistazo, veo que no estoy en el foco o, simplemente, que pertenezco a este equipo, estaremos perdiendo mucho de lo que nos aporta el tablero físico. Si al menos podéis mostrarlo en un monitor para tenerlo presente, junto al estado de la Integración Continua, p.ej., estaréis mitigando en parte esa falta de presencia del tablero físico.
  • Otra cualidad del tablero virtual es que puede crecer hasta el infinito, lo cuál impide que veamos de un vistazo el estado de nuestro trabajo en curso. Para mí éso es una señal de que estamos planificando demasiadas historias, o las historias son demasiado grandes y requieren desgranarlas en demasiadas tareas, o que tenemos demasiadas tareas simultáneamente en alguno de los estados (ya sea Scrum o Kanban). En el tablero físico es fácil de detectar porque “el tablero se nos hace pequeño”, en el virtual esto se puede traducir por “no nos cabe todo en una sola pantalla”. Estos olores nos deberían poner en alerta y reflexionar sobre ello en las retrospectivas.
  • Reconozco las virtudes de las herramientas virtuales para recopilar y agregar datos, especialmente para las PMO o departamentos de Finanzas, pero esto también es resoluble sin necesidad de inmiscuirse en cómo trabaja un equipo. Ahí tenemos que entender mejor qué información necesitan realmente estos departamentos y responder con la precisión necesaria. A nadie le interesa cuántas horas ha empleado un equipo en una tarea en particular sino cuántas jornadas x persona (es decir, cientos o miles de euros) está costando un proyecto.

Tablero físico o virtual

Hay diferentes escenarios en los que nos podemos ver empujados a emplear un tablero virtual. En ese caso, mi consejo es que sea una decisión consensuada por el equipo. Se puede tratar como un acuerdo de trabajo más.

Seguramente podrás ayudar a que el equipo tome esa decisión con estas reflexiones:

  • Si el equipo está empezando como equipo (ya sea haciendo Kanban o Scrum), mi consejo siempre es NO prescindir del tablero físico, aunque sea más trabajo porque alguien nos obligue a tener la misma información en otro soporte. (Ojo, el equipo suele usar a quien hace de ScrumMaster para que actúe como secretario (transcribiendo todas las historias y tarjetas de un tablero a otro) y no se hace cargo del sobresfuerzo. Es una excelente oportunidad para que todo el equipo asuma un poco de ese rol de ScrumMaster).
  • Si el equipo está distribuido y no hay manera de que trabajen con el mismo tablero físico, no queda más remedio que usar un tablero virtual. Esto ya no es una imposición de alguien externo sino una decisión del propio equipo. Una de las características del trabajo distribuido geográficamente es que requiere de todos un mayor esfuerzo en comunicar. Encontrar los canales adecuados para que se produzca esa comunicación es difícil y tarda tiempo en encontrar las herramientas y acuerdos de trabajo que funcionan para cada equipo. El tablero virtual es una herramienta más, pero ni tiene por qué ser la única ni tiene por qué ser sustitutiva del tablero físico. Lógicamente, si en ninguna de las sedes físicas hay más de 2 personas, parece que no tiene mucho sentido tener un tablero físico.

Si quieres contribuir a esta conversación con tus experiencias, dudas o sugerencias, puedes usar los comentarios en este artículo o en la entrada de la lista de correo a la que me refería más arriba.